Este año, en la guarde, nos han dado la posibilidad de llevar a la pisci una vez por semana a los peques que anden, siempre y cuando haya al menos 15.
Siempre he tenido claro que quería que se familiarizara con el agua y que aprendiera a nadar lo antes posible, como hicieron conmigo.
Sabía de la existencia de las clases de matronatación y la verdad es que me hacía muchísima ilusión poder participar en esta experiencia nueva para el, así que antes de decir nada en la guarde me puse como loca a buscar información y llamar a todo lo que encontraba por la web cercano a casa.
Al final encontré un sitio donde podríamos ir una vez por semana y la clase dura 45 minutos y está cerca de casa, así que lo siento por la guarde, pero preferimos apuntamos para ir juntos!
Ayer tuvimos nuestro primer día y estoy MUY contenta y gratamente sorprendida con mi pececillo. Según entramos en la piscina, vinieron a presentarse los dos monitores y se hicieron cargo del peque mientras me duchaba y entraba en la piscina.
La piscina es de agua salada, que no se porqué pero me gusta más y cubre por igual por todos los sitios.
Empezamos andando hacia el final de la piscina y volviendo, mientras sujetábamos a los bebés de diferentes maneras para que se relajaran, se movieran o chapotearan.
Luego fuimos ampliando jugando con aros o subidos en las tablas de corchopan.
En los últimos 15 minutos de clase vino lo mejor. Nos propusieron hacer bucear a los bebés de una forma muy fácil. La técnica es: empezar a pasear con el bebé por la piscina, frente a frente e intentando que esté relajado. Le contamos 1, 2 y 3 y le soplamos fuerte en la cara para inmediatamente después soltarle. Si el bebé no sube solito le sacamos.
Pues aunque parezca fácil, todos nos acojonamos. El monitor ofreció meterse el y hacer el ejercicio con un bebé y yo ofrecí a mi peque. Mas de una madre me miró sorprendida y seguramente pensando "pues yo no le dejo al mio ni loca" pero yo conozco al mio y se que se adapta muy bien a cualquier situación y prefería ver in situ como hay que hacerlo...
Mi peque no subió solito, pero no pasó nada, al segundo lo subió el monitor y tras dos segundos de incredulidad, entró en modo pre-pánico buscándome (y eso que estaba delante suya). En cuanto le volví a tener en mis brazos le cambió la cara. Mi miedo era que arrancara a llorar porque entonces se iba a poner nervioso y ya no habría forma de hacer el ejercicio pero no. Empezamos a jugar y cuando ya estaba relajado, le conté, le soplé y para abajo. A la tercera vez empezó a reírse entre una vez y otra y yo alucinaba.
Con el cuidado que he tenido este verano en la piscina para que no metiera la cabeza debajo del agua y resulta que le encanta! Ha sido genial poder vencer miedos y ver que no pasa nada.
El último ejercicio fue ponerle sobre una colchoneta, para que se familiarizara con el movimiento del agua. Al principio cuando me echaba los brazos y se tiraba hacia mi le cogía, pero nos dijo el monitor que les teníamos que dejar que se cayeran al agua y luego ya, rescatarles. Madre mía, no sabía yo que iba a ser un juego tan divertido! No daba a basto a subirle a la colchoneta cuando se volvía a tirar, y lo mejor eran las formas! Sentado sobre la colchoneta, cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia delante y al agua! y cuando le sacaba del agua se partía de risa.
Ha sido una experiencia increíblemente divertida y positiva para ambos y lo mejor es que vamos a repetirlo muuuchos días mas.
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