martes, 6 de agosto de 2013

¡Vacaciones superadas!

Ya estamos de vuelta de vacaciones. Tres semanitas en amor y compañía de mis dos amores. La verdad es que ha sido distinto a lo que esperaba o mejor dicho, a lo que estaba acostumbrada pero no por ello peor, ni mucho menos.

Hasta la llegada del peque, nuestros días de playa consistían en llegar a la playa, dar paseos durante aproximadamente 1 hora, un buen rato de remojo y olas, secarnos mientras leíamos revistas/libros.... comer tarde, dormir una siesta de esas que te dejan zombie y con la sangre como la horchata y salir a conocer mundo, cenar o lo que surgiera.

Este año, sin embargo, a las 8 de la mañana estaba nuestro peque con ganas de juerga. Le metíamos en la cama y nos hacíamos los dormidos, a ver si colaba y se volvía a dormir pero en vez de eso se dedicaba a investigar ombligos, peinarme y comprobar lo bien que muerden sus 4 dientecillos...

Cuando conseguíamos llegar a la playa, ya embadurnados en crema 50+ y cargados con la piscina y demás juguetes, era algo mas tarde de lo deseado. Los primeros días nos pasábamos mas tiempo en el agua, intentando que se familiarizase con el agua y no estuviera todo el tiempo con la lengua fuera.... (creo que hemos cubierto el cupo de sal por 1 o 2 años....)
Tras los primeros días, el enano decidió que prefería estar en su piscina a la sombra...esperando el momento en el que nos relajáramos para salir escopetado y convertirse en un niño croqueta y luego venir amorosamente a pedir mimitos... hacia años que no tenia tanta arena dentro del bañador.

De las siestas ni hablamos... porque el se dormía mientras nosotros comíamos y se despertaba justo cuando nos sentábamos al sofá....

Y lo de salir a conocer mundo no hay problema, porque le encanta conocer sitios e ir señalando cosas y personas con su dedito.

Lo que mas me sorprendió fue lo bien que se portó los días que estuvimos de escapada en Palma de Mallorca para lo mucho que nos movimos. En el avión se lo pasó pipa y no se enteró ni de aterrizajes ni despegues (no hay nada como hacerle al paso, al trote y al galope para que se ponga loquito).


Han sido unas vacaciones geniales, para nada tranquilas y relajadas, pero ha sido fantástico compartir con el tantas cosas nuevas, ver como se ha ido soltando con sus primeros pasos, reírnos a carcajadas y disfrutar de mil momentos que no se volverán a repetir.

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